Bariloche se ha convertido en una ciudad lacustre por excelencia.
Desde Puerto Pañuelo salen cotidianamente embarcaciones de cierto porte, con todas las comodidades, que han hecho del Lago Nahuel Huapi uno de los más transitados del mundo.
Una de las excursiones más reconocidas, es la que nos acerca a la Isla Victoria, recorriendo además el Bosque de Arrayanes.
Después de un corto trayecto de 50 minutos de navegación, se llega al Puerto de Quetrihué, ubicado en la península del mismo nombre. En lengua nativa significa “lugar donde hay arrayán“.
Esta zona se ha instituido como Parque Nacional Bosque de Arrayanes aunque jurisdiccionalmente está dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi.
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Desde aquí emprendemos un paseo que nos hará conocer uno de los bosques relictos de la Patagonia Argentina. Se trata del Bosque de Arrayanes, esos árboles de corteza fría, de color canela, que tienen una floración parecida a los azahares, árboles nativos de esta zona andina y que ocupa una superficie de 12 hectáreas.
El trayecto se hace sobre tarimas de madera a los efectos de evitar todo compromiso para la especie. Este árbol crece lentamente y ha sido muy castigado en las últimas décadas, razón por la cual se trata de preservarlo a toda costa, evitando que las vainas sean pisoteadas, impidiendo la reproducción de los mismos.
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En el medio del bosque hay una casita de te, donde se pueden adquirir también recuerdos de la zona. Los lugareños relacionan este sector del bosque con la figura del director Walt Disney, quien visitó en alguna ocasión la región y se inspiró aquí para realizar la superproducción “Bambi”.
Un lugar maravilloso
donde ponerse en contacto con la más pura e intangible naturaleza,
observando ejemplares que tienen un promedio de 500 años de antigüedad.

Desde aquí y por medio de una embarcación seguiremos camino hasta el Puerto Anchorena en plena Isla Victoria.
Esta isla, de neto corte glaciario, es alargada y conserva restos de sedimentación diseminada en su suelo. La máxima altura es el Cerro Quemado que cuenta con 1030 metros.
En la isla se encuentra un muy exclusivo hotel, que cuenta con todas las comodidades necesarias, un sistema de aerosillas nos lleva hasta un restaurante y parador para obtener las más increíbles postales del lugar.
La Isla Victoria es una gran reserva natural, donde se ha tratado de preservar la flora y la fauna del lugar. Sólo algunos senderos son permitidos para la libre circulación de los turistas que llegan hasta ella.
CIRCUITOS LIBRES: existe la posibilidad de realizar pequeños circuitos en forma independiente ya que se encuentran demarcados en toda su extensión y sin posibilidades de perderse.
CIRCUITO CERRO BELLA VISTA: el trayecto de ascenso al Cerro Bella Vista es un recorrido que no podemos obviar. Nos permitirá llegar a la cota de 900 metros del Cerro y presenciar desde el Mirador: Balcón Maravilla, una de las vistas más espectaculares.
CIRCUITO BOTÁNICO: aquí se encuentran especies autóctonas, pero también se han introducido especie s como las sequoias , que fueron traídas desde Estados Unidos y que han prosperado en un ambiente similar al que poseen en su región de origen.
Implantadas en un verdadero vivero dentro de la isla, han sido catalogadas y son objeto de estudios permanentes.
CIRCUITO COSTERO: en los meses de verano, cuando las temperaturas del agua lo permiten, tendrán la posibilidad de pasar un lindo rato en la Playa del Toro, protegida por la bahìa Anchorena.
MOUNTAIN BIKE: es un programa especialmente armado para los que tengan deseo de ascender el Cerro Bella Vista en la isla. El primer tramo se realiza el ascenso en aerosilla para luego realizar el Mountain Bike propiamente dicho. El trayecto es en descenso hasta Piedras Blancas para luego recorrer los 3km que nos acerca al Puerto Anchorena.
El tiempo estimado de la excursión es de 3 horas y el nivel de dificultad medio.
CIRCUITO PINTURAS RUPESTRES: en la isla tendremos la posibilidad de conocer muestras del arte rupestre, dando indicios de la presencia del hombre desde hace 7 siglos. Podremos encontrar muestras de las pinturas cerca de la Hostería, todas ellas resguardadas de los efectos del hombre y el clima.

Muestra del paso de los Puelches por la isla, se han encontrado balsas realizadas con troncos atados, que utilizaban para transportarse de una isla a otra.
Y como lugar de vivienda utilizaban las zonas rocosas de las costas, donde han dejado sus pinturas como impronta de su paso. Solían pintar en tonos rojos lo que esperaban que sucediera: el éxito en la caza y signos ceremoniales.
Cuenta la historia y los documentos que se han organizado, que hacia comienzos de la década del ´30 el Dr. François Machon oriundo de Suiza descubrió, en una laguna al norte de la isla, una Paccha.
Se trata de un recipiente típico de los indios de Perú, de forma pequeña y mango alargado, realizada en madera de canelo y utilizada para beber al goteo.
Este ejemplar demostró el tipo de vida llevada por los antiguos habitantes de la isla y dio una idea acabada del alcance que tuvo el Imperio de los Incas hasta llegar a nuestras tierras patagónicas.
A lo largo de nuestras excursiones en la isla, tendremos la posibilidad de ver otros ejemplos de las pinturas rupestres.