La plaza principal lleva el nombre de 25 de Mayo de 1810, tiene una extensión poco usual ya que ocupa 4 manzanas y se convierte en uno de los pulmones verdes de la ciudad.

De esta plaza nacen las 4 avenidas más importantes de la capital que son:
- Avenida Sarmiento que tiene orientación NE (de ella se desprende la ruta Nicolás Avellaneda que comunica a Resistencia con Corrientes)

- Avenida 9 de Julio, con dirección SE que comunica la ciudad con Barranqueras

- Avenida Alberdi, hacia el SO y a tan sólo 100 metros nacen las calles Perón y Arturo Illia que son las principales arterias comerciales

- Avenida 25 de Mayo que marca la salida de la RN16 hacia Presidencia Roque Sáenz Peña

Está considerada como un verdadero jardín botánico en sí misma ya que ostenta bellos ejemplares de palmeras, palo borracho, ceibo, lapachos, quebrachos, etc. En el centro de esta magnífica plaza se erige una estatua ecuestre del General Don José de San Martín, donde nuestro Padre de la Patria aparece señalando el oeste, simbolizando el Cruce de los Andes.

Desde 1988, en el mes de julio se celebra aquí la Bienal de Esculturas organizada por la Fundación Urunday y la Municipalidad de Resistencia.
Asisten a este evento numerosos artistas locales, nacionales e internacionales.
Desde 1997 recibe el apoyo de la Unesco.
A partir del año 2006 la Bienal se trasladó al predio del Domo del Centenario.

Frente a la plaza se localiza la Casa de Gobierno que ostenta 9 pisos de altura y en cuya vereda se levanta uno de los monumentos más visitados del país: se trata de la estatua del “Perro Fernando”. Un perro sin raza, ni pedigree, que apareció allá por la década del ´50 en las calles de Resistencia, Chaco. De un amplio sentido estético y cultural, era habitual verlo en todas las exposiciones de arte y conciertos llevados a cabo en la ciudad.

Su vida transcurría entre una mesa de la confitería Sorocabana y el Banco de la Nación, donde dicen que un gerente le dispensaba un trato preferencial.
Sobre este perro se han escrito libros como el de Víctor Marchese, canciones (como la dedicada por Alberto Cortez) y hasta uno de los monumentos en bronce más bonitos de la ciudad.

En la calle Brown al 300 se localiza el Fogón de los Arrieros, considerado dentro de la sociedad chaqueña como un verdadero “club cultural” allí se reúnen amigos, se realizan muestras de esculturas y pintura, se dan charlas y conferencias sobre distintas disciplinas... Es imprescindible por lo menos hacer una visita y dejar sorprenderse por la propuesta del momento. Mundialmente reconocida; esta institución nació en 1943 como impulsora de las diferentes actividades artísticas, plásticas y musicales. Sobre su vereda, se encuentra la tumba del perro Fernando.

En su interior se pueden apreciar una innumerable colección de objetos de diversa índole, como fotografías, artefactos, antigüedades, pinturas, esculturas, piezas de artillería de la Guerra de la Triple Alianza, como así también un “cementerio” y una “pista de aterrizaje para ovnis”.
Creado por Aldo Boglietti, ideólogo también de la implantación de las esculturas en las veredas de Resistencia.

A orillas del río Negro se encuentra el Parque 2 de Febrero de 1878 que en la actualidad presenta las comodidades de un camping, transformado en un hermoso predio de vegetación que recuerda, justamente en esa fecha, a los primeros contingentes de italianos que llegaron a la ciudad chaqueña.

Este importante museo fue creado en noviembre de 1990 con el objetivo primordial de preservar el patrimonio histórico y cultural del pueblo chaqueño.
En este espacio se busca preservar la diversidad de culturas que plantea la provincia, poniendo en su justa valoración a cada uno de los pueblos que han dado origen a esta idiosincrasia.

Por medio de sus salas se puede tener una idea del aporte de los pueblos indígenas, la influencia de los criollos y de los inmigrantes llegados a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Reconstruye además la política de la provincia hasta nuestros días.

Saliendo de la ciudad hacia el norte, a tan sólo 16 kilómetros, podemos acceder al Parque Norte Caraguatá.
Lleva ese nombre por un cardo que tiene flores muy vistosas, que los aborígenes del lugar utilizaban para teñir sus piezas de alfarería. Se puede visitar una buena porción del parque, donde aparece representada la flora y fauna autóctonas.